La planta de energía Desert View dejará de operar el 30 de septiembre, pero la noticia no trae tranquilidad a los residentes cercanos. Por el contrario, muchos temen que la falta de un plan claro de desmantelamiento y limpieza exponga a la comunidad a riesgos ambientales y de salud en los próximos años.
Informes de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) señalan que entre 2017 y 2021 la planta acumuló más de 2,600 infracciones relacionadas con emisiones contaminantes y calidad del aire. Activistas advierten que los residuos pendientes —incluyendo cenizas, metales pesados y asbesto— podrían dispersarse en el aire si no se garantiza una limpieza y vigilancia adecuadas.
Vecinos que viven a menos de una milla de distancia exigen garantías firmes de que se aplicarán medidas de seguridad inmediatas y a largo plazo.
Hasta el momento, Greenleaf Power, empresa responsable de la instalación, no ha presentado detalles sobre cómo se llevará a cabo el proceso de limpieza ni cómo se protegerá el área tras el cierre. Líderes comunitarios reconocen que el fin del permiso de la planta representa un avance, pero advierten que la lucha por la seguridad ambiental aún continúa. Por ello, piden coordinación entre la compañía, los propietarios de tierras y las autoridades locales para proteger a los vecindarios aledaños.
📌 Fuente: NBC Palm Springs
