Nuevas investigaciones advierten que los inhaladores usados para tratar el asma y otras enfermedades respiratorias están liberando gases contaminantes con un impacto ambiental comparable al de más de 500,000 automóviles cada año.
Los estudios, publicados en la revista JAMA, señalan que los inhaladores con hidrofluoroalcanos (HFA) como propulsores son los responsables de casi todas las emisiones. Estos gases son miles de veces más potentes que el dióxido de carbono.
En la última década, en Estados Unidos se dispensaron alrededor de 1.6 mil millones de inhaladores, generando casi 25 millones de toneladas métricas de emisiones. Aunque son esenciales para pacientes con asma o EPOC, los inhaladores presurizados representan el 98% del total de contaminación producida por estos dispositivos.
El doctor William Feldman, de la Universidad de California en Los Ángeles, considera que el problema puede resolverse fácilmente adoptando inhaladores de polvo seco, que emiten muchos menos gases. Algunos sistemas de salud, como el Departamento de Asuntos de Veteranos, ya han reducido sus emisiones en más de 60% al priorizar esta alternativa.
No obstante, no todos los pacientes pueden hacer el cambio, ya que los niños pequeños, adultos mayores y personas con ciertas condiciones aún dependen de los aerosoles tradicionales. Además, el costo y la falta de cobertura médica siguen siendo un obstáculo.
Aun así, los expertos destacan que esta es una oportunidad para que el sector salud reduzca su huella ambiental sin afectar la atención médica.





