ALBUQUERQUE, Nuevo México – Ubicada en el noreste de Albuquerque, la Casa Huskisson, en el 7725 de la avenida William Moyers, ha emergido como uno de los destinos más populares durante la temporada de Halloween. Con más de doce años de historia, este lugar atrae a cientos de visitantes cada octubre, ofreciendo un elaborado laberinto embrujado lleno de animatrónicos, luces y sonidos, además de una causa solidaria que va más allá de los sustos.
El propietario, Bryan Huskisson, comparte que su amor por Halloween lo acompaña desde su infancia. “Siempre he disfrutado de Halloween; no hay obligaciones como en otras festividades, y cada disfraz es una oportunidad para ser visto y reconocido”, expresa Huskisson. “Es una celebración divertida que ha ido en aumento en popularidad”.
El proceso de montaje de la casa requiere aproximadamente doce semanas para completarse y puede tomar hasta tres meses en desmontarse. Al interior, los visitantes exploran pasillos decorados con arañas mecánicas, figuras animadas y múltiples detalles que crean una experiencia inmersiva e inesperada. Sin embargo, este proyecto no solo busca impresionar con su temática aterradora, sino también hacer un impacto positivo en la comunidad.
Cada visitante que llega a la Casa Huskisson es invitado a contribuir con alimentos no perecederos, que se entregan al YMCA de Albuquerque. Esta organización se encarga de ensamblar canastas de comida que se distribuyen a familias en situación vulnerable durante el Día de Acción de Gracias. El año pasado, la casa recolectó más de dos mil donaciones, y este año, Huskisson espera superar esa cifra.
“Con tantas personas visitando la casa, sentimos que debíamos hacer algo positivo”, explica Huskisson. “Pedimos a nuestros visitantes que traigan donaciones de alimentos no perecederos para ayudar al YMCA a crear canastas de regalo para el Día de Acción de Gracias”.
En la noche de Halloween, la casa abre sus puertas desde las 5:30 p.m. hasta la medianoche, adaptándose a los horarios de familias con niños pequeños y de quienes desean experimentar la atmósfera completa bajo la noche. “Sé que muchos niños prefieren venir durante el día, pero seguimos abiertos hasta que las brujas regresen a casa”, bromea Huskisson.
A lo largo de los años, la Casa Huskisson se ha establecido como un punto de encuentro donde el terror y la generosidad conviven. “Estamos muy orgullosos de lo que hacemos”, concluye Huskisson. “Mientras la gente continúe asistiendo y apoyándonos, seguiremos haciendo esto. Es divertido, todos están felices y se tratan con respeto entre sí”.
Así, la magia de Halloween, combinada con el espíritu de generosidad, permanece viva en Albuquerque, recordando que, incluso entre los sustos y las risas, siempre hay lugar para la empatía y la comunidad.
Original source: Noticias New Mexico
By Alexandra Callender
31 Oct, 2025





