Lo que comenzó como una disputa presupuestaria se ha convertido en el segundo cierre gubernamental más largo en la historia de Estados Unidos, impactando a millones de ciudadanos. En concreto, alrededor de 730,000 empleados federales están trabajando sin remuneración, mientras que 670,000 se encuentran suspendidos, ya que sus agencias no tienen autorización legal para pagarles. Entre estos se incluyen agentes del FBI, controladores aéreos y ciertos miembros de las fuerzas armadas.
El cierre ha interrumpido diversos servicios esenciales. Uno de los programas más afectados es SNAP, que está enfrentando retrasos a pesar de las órdenes judiciales que buscan asegurar financiación parcial.
El meollo del asunto radica en la política de salud pública: los demócratas piden la extensión de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, mientras que los republicanos se niegan a discutir el tema hasta que el gobierno reabra sus puertas.
Líderes políticos continúan en negociaciones con la esperanza de llegar a un acuerdo que permita la reapertura del gobierno. La senadora Amy Klobuchar (D) expresó su preocupación, afirmando que “la gente se está quedando sin comer; están siendo utilizados como moneda de cambio, cuando lo único que se necesita es negociar.”
Por su parte, el presidente Donald Trump comentó: “Lo único que tienen que hacer es declarar ‘el gobierno está abierto’ y con eso se soluciona el problema. En cuanto a SNAP, mayormente son demócratas quienes lo utilizan como un ardid, pero yo soy el presidente: estoy aquí para ayudar a todos, democratras y republicanos por igual.”
Si no se logra un acuerdo pronto y el cierre se extiende hasta el 1 de diciembre, se retendrán cerca de 4.5 millones de cheques de pago de empleados civiles federales, lo que significaría aproximadamente 21 mil millones de dólares en salarios no pagados, según el Bipartisan Policy Center.
Original source: Noticias El Paso
By Jacqueline Mata
3 Nov, 2025





