Entre los escombros de lo que alguna vez fue el Ala Este de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump y su equipo enfrentan la creciente indignación pública provocada por su demolición repentina. Esta medida busca dar paso al expandido y dorado salón de baile que Trump ha deseado durante mucho tiempo, a pesar de las críticas que han surgido en torno a este proyecto. Trump defiende la nueva construcción como un monumento a la grandeza del país, mientras su equipo asegura que el proceso no presenta irregularidades.
“Casi todos los presidentes han llevado a cabo sus propias modernizaciones y renovaciones en esta histórica Casa Blanca”, argumenta la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Kate Andersen Brower, autora y experta en la Casa Blanca, respalda la afirmación de Leavitt, pero también señala una notable diferencia esta vez: “Nunca habíamos visto una demolición a esa escala en todo un Ala”.
A pesar de que Trump considera el Ala Este como “un edificio muy pequeño” que “nunca se consideró gran cosa”, Brower y muchos otros lo ven como un patrimonio invaluable. “Le tenía mucho respeto porque era el dominio de la primera dama. Era el único lugar que realmente podía llamar suyo”, señala Brower.
Originalmente una entrada para carruajes durante la presidencia de Theodore Roosevelt en 1902, el Ala Este se transformó en un espacio emblemático que millones de turistas visitaban cada año. La modernización llevó a la incorporación de un búnker de emergencia durante la Segunda Guerra Mundial, lo que brindó una funcionalidad vital al edificio.
Brower agrega que, en cierto sentido, el Ala Este siempre ha sido considerado un espacio secundario dentro del complejo de la Casa Blanca. “Dentro, algunas personas lo llaman Siberia porque quieres estar lo más cerca posible del Ala Oeste y el Despacho Oval, y el Ala Este está evidentemente alejada”, dice Brower.
El Ala Este es históricamente un punto de encuentro para eventos sociales más que una sede de poder político. Aquí, multitudes de simpatizantes celebraron el 25º aniversario del presidente William Howard Taft y su esposa, Helen, en 1911; el presidente Dwight Eisenhower disfrutó de “High Noon” y John F. Kennedy vio “From Russia With Love” poco antes de su asesinato. También fue el escenario donde Bill Clinton reunió a sus amigos para ver el Super Bowl.
En 2009, un fotógrafo capturó un momento entrañable del presidente Barack Obama jugando con su perro Bo en el pasillo del Ala Este. Además, Jackie Kennedy cuidó de un jardín profuso y bellamente diseñado que se encontraban fuera de sus ventanas. Este espacio, ahora modificado por la administración Trump, fue un sitio icónico para bodas y recepciones.
Brower comenta sobre la esencia del Ala Este: “Si asistías a una fiesta de Navidad, por ahí entrabas. Era hermoso, adornado con retratos de las primeras damas”.
Aunque el Ala Este es un espacio de legado, también es importante en contextos más serios. Aquí se encontraba el Centro de Operaciones de Emergencia Presidencial, donde el vicepresidente Dick Cheney estuvo durante los ataques del 11 de septiembre. Trump también fue llevado a este búnker durante las protestas en su primer mandato.
Los visitantes civiles han tenido oportunidades de contribuir en momentos críticos, como en 2010, cuando pudieron escribir mensajes de apoyo a los miembros de las fuerzas armadas en el extranjero mientras pasaban por el Ala Este.
Quienes están cerca de Trump parecen no verse afectados por la pérdida del Ala Este. Él ya ha dejado su marca al colgar un retrato llamativo que combina su imagen con la bandera estadounidense, justo entre los retratos de Laura Bush y Hillary Clinton.
La Casa Blanca ha declarado que ha tomado medidas para preservar objetos históricos del Ala Este, mientras la atención ahora se centra en el futuro: ese amplio y brillante salón de baile que Trump asegura albergará a cerca de 1,000 personas, reflejando la grandeza del país de la forma que él considera adecuada.
Asegura que la financiación provendrá de donantes privados, aunque muchos de aquellos que aprecian el legado del Ala Este lamentan su demolición, un legado que, según ellos, no tiene precio.
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Original source: Noticias Midland-Odessa
By Erick Castillo
30 Oct, 2025
