Durante décadas, el Río Tijuana ha sido sinónimo de contaminación, descargas de aguas residuales y cierres frecuentes de playas en ambos lados de la frontera. Sin embargo, una nueva esperanza surge con la firma de la Minuta 333, un acuerdo binacional que se propone abordar de manera integral uno de los problemas ambientales más persistentes entre México y Estados Unidos.
La Minuta 333 fue firmada recientemente por ambos gobiernos a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), y plantea una solución global a las descargas que históricamente han afectado al río y al océano Pacífico.
En condiciones normales, el caudal del Río Tijuana es relativamente bajo, con un promedio de 50 millones de galones de agua por día. Sin embargo, durante la temporada de lluvias, ese flujo puede dispararse hasta 11 mil millones de galones diarios.
El problema no radica únicamente en la cantidad de agua, sino en lo que arrastra.
“Se combina todo lo que arrastra: basura, aceite y otros desechos de la calle. Nuestra infraestructura es muy vieja y necesita una mejora urgente”, explicó el ambientalista Carmelo Zavala.
Este cóctel de escurrimiento pluvial, aguas no tratadas y desechos sólidos culmina en las playas de Imperial Beach, donde finaliza la cuenca del Río Tijuana, generando problemas ambientales y riesgos a la salud pública.
El más reciente esfuerzo para afrontar este problema binacional es la Minuta 333, que concentra hoy las esperanzas de ambientalistas y comunidades fronterizas.
“Veo esto como una gran oportunidad que todos los que vivimos aquí estábamos esperando, pues el acuerdo destaca la rapidez y eficiencia en la implementación de soluciones”, declaró Rosario Norzagaray de la organización Costa Salvaje.
El acuerdo incluye proyectos de infraestructura clave, diseñados para contener sedimentos, basura y escurrimientos pluviales antes de que crucen la frontera durante las épocas de lluvia.
Uno de los aspectos más destacados de la Minuta 333 es la ampliación de la capacidad de las plantas de tratamiento de agua, que actualmente son insuficientes para manejar los volúmenes generados en eventos de lluvia intensa.
“Gracias a este acuerdo, la planta Punta Bandera llegará a 2 metros cúbicos por segundo, mientras que la Internacional alcanzará 2.2. Además, se contempla un presupuesto dedicado a su operación y mantenimiento”, detalló Carmelo Zavala.
Por primera vez, el acuerdo también establece un grupo de trabajo binacional para evaluar resultados, proponer mejoras y dar seguimiento a los compromisos asumidos por ambos países.
La Minuta 333 no es solo una medida temporal. Su enfoque se orienta hacia soluciones sostenibles a largo plazo, con el objetivo de conseguir el saneamiento definitivo del Río Tijuana en la frontera.
La meta es clara: evitar nuevos cierres de playas, reducir los riesgos para la salud pública y terminar con una crisis ambiental que ha afectado durante años la relación entre ambas ciudades fronterizas.
El verdadero desafío ahora será que estos compromisos se traduzcan en obras efectivas, mantenimiento continuo y resultados visibles para una región que ha esperado, durante décadas, una solución real.
Fuente original: Noticias San Diego
Por Claudia Orozco
23 Dec, 2025
