San Diego, CA – Noviembre es el mes dedicado a crear conciencia sobre la diabetes infantil, una condición que cada año afecta a más niños y adolescentes en todo el mundo. En Estados Unidos, la comunidad hispana enfrenta un riesgo especialmente alto, destacando la necesidad urgente de educación y apoyo.
En el Hospital Rady Children’s, se atienden cerca de 2,000 pacientes con diabetes, una cifra que ha aumentado considerablemente en los últimos años, según testimonios de expertos en el campo.
Annabella López, de 16 años y residente en San Diego, vive con diabetes tipo 1 desde su diagnóstico. Ella se aplica insulina aproximadamente 15 veces al día para mantener sus niveles de azúcar en un rango aceptable.
“Todos mis amigos y maestros saben que tengo diabetes tipo 1. Si algo está pasando con mi azúcar o insulina, les aviso y voy a la enfermería para recibir lo que necesito”, relata Annabella.
La vida de Annabella cambió notablemente durante la pandemia, cuando empezó a mostrar síntomas que sus padres confundieron con depresión o estrés asociado al confinamiento.
“Pensamos que estaba un poco deprimida porque no iba a la escuela. Pero fue empeorando y al mes tuvimos que llevarla de emergencia al hospital”, recuerda su madre, Lanae López.
Tras llegar al hospital, los médicos confirmaron que Annabella padecía diabetes tipo 1 y su estado requirió inducirla a un coma temporalmente para estabilizar sus niveles de azúcar.
“Fue como un sueño. No entendía lo que estaba pasando”, confiesa su madre, en una reflexión sobre aquel crítico momento.
La pediatra Marcela Vargas, del Hospital Rady Children’s, explica que los síntomas comunes de la diabetes incluyen sed excesiva, aumento en la frecuencia urinaria, pérdida de peso y fatiga. En niños pequeños, a veces pueden reaparecer accidentes nocturnos como señal de alerta.
“Durante la pandemia del COVID-19, la incidencia de diabetes tipo 1 aumentó un 40%, y la tipo 2 se duplicó”, advierte la especialista, señalando tendencias inquietantes en la salud infantil.
A nivel nacional, más de 304 mil menores de 20 años viven con diabetes tipo 1, según datos de la Asociación Americana de Diabetes.
A pesar de su condición, Annabella ha logrado llevar una vida activa. Participa en tenis, waterpolo y natación; además trabaja como socorrista durante el verano y es parte de Teens Rock, un grupo de apoyo para jóvenes con diabetes en el Hospital Rady Children’s.
“Quiero decirles a todos los jóvenes con diabetes tipo 1 que no están solos. No es el fin del mundo. Podemos seguir con nuestras vidas. Somos muy fuertes”, advierte Annabella con una sonrisa esperanzadora.
Expertos recuerdan que la prevención y la educación son las mejores herramientas para proteger la salud de los niños y adolescentes. Reconocer los síntomas a tiempo y acudir al médico puede marcar la diferencia entre una vida saludable y enfrentar emergencias médicas en el futuro.

Original source: Noticias San Diego
By Heder Casas
12 Nov, 2025





