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Generación Z en Venezuela: anhelando un futuro en el extranjero frente a la crisis con Maduro

España, Canadá, República Dominicana, Alemania… Hoy, al interrogar a un estudiante universitario venezolano sobre sus expectativas para los próximos cinco años, es habitual que su mirada se dirija más allá de las fronteras de su país. El sueño de un futuro mejor en el extranjero perdura entre la Generación Z venezolana, lo que explica la escasa actividad de movilización estudiantil contra el gobierno de Nicolás Maduro, en comparación con años anteriores.

Este fenómeno no solo se debe a la desesperanza. “Hay frustración, hay miedo y hay rabia. Tal vez no estamos completamente apagados, pero cada intento de alzar la voz puede resultar en sanciones severas”, confiesa un líder estudiantil en Caracas, que solicitó permanecer en el anonimato por razones de seguridad.

Durante años de intensa represión política, como el referéndum constitucional de 2007 y las manifestaciones de 2014, 2017 y 2019, los jóvenes siempre se pusieron al frente de la oposición al régimen. Sin embargo, este año la política ha quedado fuera de las universidades.

Una de las pocas excepciones ocurrió a principios de octubre, cuando María Corina Machado, líder opositora, obtuvo el Premio Nobel de la Paz, aunque continúa en la clandestinidad.

En un contexto de silencios mediáticos impuestos por el gobierno de Maduro, un grupo de estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), alma mater de Machado, logró exhibir una pancarta que proclamaba: “El Nobel de la Paz 2025 tiene sello Ucabista”, que fue retirada pocas horas después.

Algunos de los estudiantes que participaron en esta acción explicaron a CNN que, en medio de la represión, esta era la única forma viable de hacer escuchar su voz.

“En Venezuela, todo está vigilado y regulado, y la libertad de expresión es mínima comparada con otros países”, señala uno de ellos.

Este año ha sido testigo de protestas juveniles en diversas partes del mundo, desde Nepal hasta Marruecos y Perú; sin embargo, en Venezuela, los manifestantes que se oponen al gobierno enfrentan más riesgo de ser interrogados por la policía que de recibir apoyo popular.

Según la organización de derechos humanos Foro Penal, actualmente hay más de 800 personas detenidas por razones políticas, muchas de ellas sin ser presentadas ante un tribunal.

El gobierno de Nicolás Maduro niega la existencia de presos políticos y ha otorgado amnistías a los detenidos tras las protestas que se llevaron a cabo después de las elecciones de julio de 2024.

“Conocemos a muchas personas que han estado en prisión. Algunos han sido liberados, pero el riesgo de términos en condiciones terribles como las del Helicoide es suficiente para desincentivar a muchos a protestar abiertamente”, expone otro estudiante.

Si las condiciones no mejoran, los estudiantes de la UCAB coinciden en que es difícil imaginarse viviendo en Venezuela en 2030.

Esta frustración no se traduce en un apoyo a la intervención militar que parece estrecharse alrededor de Maduro. Estados Unidos ha desplegado múltiples recursos militares en el Caribe, bajo el pretexto de luchar contra el narcotráfico, aunque muchos jóvenes ven estas acciones con desconfianza.

“No se puede depositar toda la responsabilidad de la libertad de una nación en un extranjero,” reflexiona un estudiante. “Históricamente, ningún país ha intervenido sin buscar beneficios a cambio. Creer que esto es una acción desinteresada es ingenuo”.

El lunes pasado, un grupo de jóvenes opositores organizó una protesta frente a la embajada de Estados Unidos en Caracas, que ha estado vacía desde 2019.

Con pancartas que mostraban las fotos de figuras progresistas como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders, advirtieron sobre el peligro de una guerra prolongada en el Caribe.

Uno de los manifestantes, Gabriel Cabrera, expresó a CNN su temor de que Venezuela termine como un nuevo Vietnam o Irak, haciendo referencia a las intervenciones militares estadounidenses que generaron crisis humanitarias.

La manifestación se llevó a cabo cerca de áreas sensibles bajo la vigilancia del gobierno, lo que sugiere que estas acciones pueden estar, de alguna manera, toleradas por las autoridades.

Además, Cabrera abordó el espectro de la migración: “No tengo los recursos para escapar a lugares como Bogotá, Madrid o Miami. Al final, estoy destinado a vivir en Venezuela por razones económicas”.

La crisis económica y el fenómeno migratorio son dos ejes que han marcado la historia contemporánea de Venezuela.

A partir de 2022 y hasta 2024, las políticas monetarias más pragmáticas de Maduro y la creciente dificultad que enfrentaron los migrantes venezolanos en América del Sur moderaron estos fenómenos. Sin embargo, datos preliminares sugieren que están resurgiendo en 2025.

En el último año, el bolívar ha perdido un 400% de su valor frente al dólar, según cifras del Banco Central, y el fantasma de la inflación ha vuelto a acechar a Caracas.

Aún es prematuro determinar si la escalada geopolítica en el Caribe está impulsando a más venezolanos a dejar el país, pero Alba Pereira, de la fundación Entre Dos Tierras, que asiste a migrantes en Colombia, informó que el número de ayudados ha aumentado entre un 20 y un 30% en los últimos tres meses.

“Hoy atendimos a sesenta personas caminantes, el sábado fueron 132, y muchas son familias enteras que se van”, dice Pereira.

Aunque estos números son lejanos del récord migratorio de 2021, Pereira está preocupada de que los recortes en la cooperación internacional, debido a la finalización de la ayuda de USAID, incrementen el riesgo de crisis humanitarias. “El 100% de nuestras donaciones eran recursos de USAID. Contamos con la preparación para atender, pero no hay fondos y no se ha hecho un llamado. Podemos sostenernos hasta el 31 de octubre. A partir de ahí, no está claro qué sucederá”, afirma Pereira.

Otro estudiante que habló con CNN, y que solicitó permanecer en el anonimato, también compartió sus experiencias sobre amigos detenidos. Sin embargo, lo que más le duele es la despedida de su primo. “No se fue por miedo a la represión, sino porque la situación en el país nos ha forzado a buscar un futuro en otros lugares. Eso es realmente doloroso”, concluye.

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Original source: Noticias Midland-Odessa

By Erick Castillo
30 Oct, 2025

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