
Por Karen Gutierrez, Univision
Denver, Colorado — 7 de diciembre de 2025
El sistema de transporte público de Denver enfrenta un reto creciente que trasciende la operación de autobuses y trenes: el consumo de drogas en el interior de las unidades y el uso del sistema por parte de personas sin vivienda como refugio. Las autoridades del Regional Transportation District (RTD) han destacado que esta situación ha convertido la seguridad en una prioridad urgente, mientras los costos de vigilancia continúan en aumento y la necesidad de una respuesta interinstitucional se vuelve cada vez más importante.
Durante un encuentro en Denver con líderes de agencias de transporte de todo el país, la directora ejecutiva de RTD, Debra Johnson, propuso una posible solución: “Si hay más gente en un vehículo de transporte, es menos probable que el ser humano promedio actúe mal”. Esta estrategia se basa en el poder del “número” como mecanismo para disuadir conductas problemáticas y fomentar un entorno más seguro. Sin embargo, con una drástica caída en el uso del transporte —de 106 millones de viajes en 2019 a cerca de 60 millones— alcanzar esa masa crítica es un reto aún no resuelto.
Problema nacional: drogas, refugio y seguridad en el transporte
La conferencia, respaldada por un estudio de la Federal Transit Administration, dejó claro que los problemas que enfrenta RTD no son exclusivos de Denver. El consumo abierto de drogas, incidentes de seguridad y el uso del transporte como refugio son cuestiones que afectan a sistemas de ciudades como Portland, Los Ángeles, Chicago y Filadelfia.
“Este es un problema en toda América. Nadie lo ha resuelto”, afirmó David Cooper, director del estudio. Los funcionarios coincidieron en que la atención a problemas sociales como salud mental, adicciones y falta de vivienda excede las capacidades de los sistemas de transporte. “Necesitamos apoyo en cuestiones de salud mental, abuso de sustancias y personas que requieren un lugar a dónde ir”, subrayó Cooper.
Johnson reconoció que la presencia de personas en busca de refugio complica las labores de vigilancia en trenes y autobuses. “Están en nuestro sistema porque no tienen a dónde más ir”, agregó.
Operativos, vigilancia y patrullajes 24/7
Ante la creciente presión para mejorar la seguridad, RTD ha implementado patrullajes policiales las 24 horas y ha instalado sistemas de monitoreo en vivo en todas sus unidades de autobús y en la mayoría de sus trenes. También se han reprogramado ascensores en nueve estaciones para que permanezcan abiertos cuando no estén en uso, con el fin de evitar que se conviertan en lugares propicios para actividades prohibidas.
Otro paso ha sido la expansión de la fuerza policial de RTD, que ha crecido de 19 oficiales en 2022 a más de 100 este año. Además, se ha contratado personal adicional para reforzar el patrullaje, y trabajadores sociales se han sumado a los recorridos conjuntos para atender las necesidades de quienes utilizan el sistema como refugio frente al frío o el calor extremo.
Los datos reflejan progresos: los reportes de actividad ilícita con drogas enviados a través de la app de RTD disminuyeron de 2,124 en 2024 a 707 en lo que va de 2025.
¿Suficiente? Operadores dicen que no
Pese a las cifras, los operadores de autobuses y trenes sostienen que no han visto mejoras significativas. Lance Longenbohn, presidente del sindicato Amalgamated Transit Union Local 1001, afirma que “los usuarios de drogas y las personas sin vivienda siguen saturando el sistema”. Explicó que los operadores se enfrentan a decisiones complejas ante incidentes, aunque se les instruye a contactar a despachadores y activar cámaras en vivo en lugar de intervenir directamente.
El jefe de la Policía de RTD, Steve Martingano, advirtió que el sistema no puede contar con un oficial en cada autobús o tren. “El personal actual permite alrededor de una docena de oficiales por turno a bordo de las unidades”, explicó.
Inversión récord en seguridad y presión comunitaria
Los costos asociados a la seguridad han aumentado de manera significativa. En 2018, RTD gastó alrededor de $26 millones; en 2024, la cifra fue de $41.8 millones, y se proyecta que supere los $50 millones este año. Aunque los esfuerzos han sido bien recibidos por diversos sectores, la carga financiera continúa incrementándose.
“RTD ha hecho algo muy solicitado por los interesados. El problema es que es costoso”, señaló James Flattum, cofundador del grupo Greater Denver Transit. Para él, el reto es cultural: “Necesitamos un entorno donde los usuarios se traten con dignidad para atraer a más personas hacia el transporte”.
Johnson ha seguido de cerca estos operativos. Viajó con policías y trabajadores sociales para comprender mejor la compleja coexistencia entre seguridad, pobreza y salud mental dentro del sistema. “Hay quienes prefieren el transporte público antes que un refugio. Lo sienten más seguro”, afirmó.
Un futuro incierto para la seguridad del transporte
En un contexto de crisis de vivienda, aumento del consumo de drogas y limitaciones presupuestarias, RTD se encuentra en un equilibrio delicado. Las medidas adoptadas han reducido algunos indicadores, pero los operadores y usuarios aún perciben un ambiente tenso. La solución, según las propias autoridades, requiere algo más que policías o cámaras: demanda una respuesta integral por parte de ciudades, condados y el estado.
La pregunta clave es si Denver podrá recuperar la confianza del público para que el transporte vuelva a crecer y, con ello, lograr la “fuerza en números” que Johnson considera esencial para prevenir conductas delictivas y restaurar la seguridad en autobuses y trenes.
Fuente original: Noticias Colorado
Por Karen Gutierrez
8 Dec, 2025





