
En un contexto marcado por crecientes problemas de asequibilidad en Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha reafirmado su propuesta de enviar cheques de reembolso de US$ 2.000 a los ciudadanos, utilizando los ingresos generados por los aranceles impuestos por su administración.
“¡Quienes se oponen a los aranceles son unos tontos!”, expresó Trump en su plataforma Truth Social. “Todos recibirán un dividendo de al menos US$ 2000 por persona, excluyendo a las personas de altos ingresos”.
Aunque la propuesta suena prometedora, enfrenta numerosos desafíos significativos.
El ex presidente ha mencionado previamente la idea de cheques de reembolso como una forma de compartir los ingresos arancelarios con el pueblo estadounidense. En una declaración anterior en agosto, Trump sugirió que el gobierno podría usar parte de estos ingresos para ofrecer un dividendo a los ciudadanos.
“Estamos recaudando tanto dinero que podríamos hacer un dividendo al pueblo estadounidense”, subrayó.
A pesar de que los importadores son los que inicialmente asumen los costos de los aranceles, muchas de estas cargas se trasladan a los consumidores. Esto significa que, indirectamente, los estadounidenses también están pagando por estas tarifas gubernamentales.
La propuesta recuerda los cheques de estímulo distribuidos durante la recesión derivada de la pandemia, uno durante el final del primer mandato de Trump en 2020 y otro en 2021 bajo la administración de Joe Biden. Sin embargo, Trump sostiene que estos nuevos cheques no dependerían de fondos públicos, sino de los ingresos recaudados por los importadores estadounidenses a través de estos aranceles históricos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, mostró escepticismo respecto a la idea de entregar cheques de reembolso. En una entrevista con el programa “This Week” de ABC, dijo que no se habían presentado propuestas formales para la distribución de estos ingresos y sugirió que el monto mencionado de US$ 2000 podría ajustarse de diversas maneras, como compensaciones por la pérdida de ingresos no gravados.
Según el Departamento del Tesoro, la administración de Trump recaudó más de US$ 220.000 millones en aranceles, procedentes de tarifas impuestas y de aranceles anteriores a su toma de posesión.
El Servicio de Impuestos Internos (IRS) indicó que más de 163 millones de estadounidenses presentaron declaraciones de impuestos en 2024, lo que sugiere que el costo de los cheques de estímulo de US$ 2.000 podría ascender a aproximadamente US$ 326.000 millones, cifra que supera los ingresos recaudados por los aranceles desde el inicio del segundo mandato de Trump.
A pesar de que Trump ha afirmado que excluiría a los ciudadanos de altos ingresos, el umbral de ingresos específico aún no se ha determinado, lo que plantea dudas sobre si esto podría afectar la viabilidad de la propuesta. Con un límite de US$ 100.000, por ejemplo, aproximadamente 150 millones de adultos calificarían, lo que costaría alrededor de US$ 300.000 millones, según Erica York, vicepresidenta de política fiscal federal de la Tax Foundation.
Trump también manifestó que espera que los ingresos sobrantes de los pagos de cheques se utilicen para reducir la deuda nacional, que actualmente alcanza cerca de US$ 40 billones. “Todo el dinero sobrante… se utilizará para REDUCIR SUSTANCIALMENTE LA DEUDA NACIONAL”, compartió en Truth Social.
Aquellos que podrían optar por recibir un cheque aún no tienen claro cuáles serían los criterios establecidos. Un funcionario de la Casa Blanca indicó a CNN que la administración está comprometida a usar los ingresos arancelarios con beneficios para el pueblo estadounidense.
No obstante, la situación es compleja, ya que la Corte Suprema ha expresado dudas sobre la legalidad del uso de poderes de emergencia por parte de Trump para imponer estos aranceles. Aproximadamente US$ 100.000 millones de los ingresos arancelarios se han recaudado bajo este cuestionable método.
Si la Corte determina que este método no es válido, podría requerir a Trump devolver estos fondos a las empresas, limitando así la disponibilidad para los reembolsos a las familias.
Además, el Congreso, que controla el presupuesto, necesitaría aprobar cualquier cheque de estímulo, y no está claro si Trump cuenta con el apoyo necesario.
Aunque los cheques de estímulo resultaron populares en el pasado, su emisión ha sido casi exclusivamente en tiempos de crisis. La economía estadounidense no enfrenta actualmente una situación de emergencia.
Por último, aunque la entrega de cheques podría estimular brevemente la economía, también podría exacerbar los problemas de inflación, lo que eventualmente podría perjudicar a los hogares estadounidenses al obligar a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés.
Esto podría costarle a Trump un apoyo crucial entre los votantes conservadores de su propio partido.
Incluso si estos cheques se aprueban, el proceso podría ser complicado. Durante la pandemia, los estadounidenses que eligieron recibir depósitos directos vieron los fondos en sus cuentas en tan solo una semana, mientras que los cheques en papel tardaron aproximadamente 20 semanas.
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Original source: Noticias El Paso
By Alan Tiscareno
10 Nov, 2025





